jueves, 28 de agosto de 2008

Impresiones de un país llamado Inglaterra:

Recuerdo el sol más brillante que en ningún otro sitio; o quizás el hecho de que los días soleados sean tan poco corrientes hace que los rayos del sol parezcan más luminosos, en contraste con los días nublados.

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Las iglesias son más medievales, de película de caballeros con armadura y caballo; en los cementerios se respira tranquilidad, los muertos deben de descansar de verdad en paz allí; las tumbas no están apretujadas sino esparcidas por el césped, siempre tan verde y tupido; no son lugares aislados y cerrados al público, sino que la gente se sienta apaciblemente a comer entre las resquebrajadas lápidas los sandwiches del mediodía.


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El césped es taaaan verde, crece por todas partes; se mantiene fuerte y verdoso hasta en agosto.

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Y el mar es tan vasto... se ha tragado las playas, la arena e incluso a los bañistas. Un chiringuito, unas sombrillas, un puesto para alquilar tumbonas, son cosas impensables. Solo hay agua azul... o gris como el cielo, acantilados, gaviotas tranquilas y pequeños barcos de pesca que necesitan una mano de pintura.

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¿He dicho ya que hay césped verde por todas partes y en cualquier época del año?


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Tiendas como estas invitan a entrar, vendan lo que vendan: libros cuyo título no sabes traducir, pulseras hippies a 10 pennies la unidad, vinilos y casettes tan viejos y polvorientos que parece imposible que vayan a reproducir de verdad esa canción de los Pixies, retratos de Liam Gallagher por 99 pounds (aún no le idolatro lo suficiente como para comprar algo así), Converse's de flores por ¿10 pounds? (imposible...), juegos de tazas, platos y teteras floreadas para tomar el té...


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Autobuses de dos pisos rojos.
Buzones rojos.
Cabinas de teléfono rojas.

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Banderas con una cruz roja en las ventanas.


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Almuerzos consistentes en:

día 1: apetitoso sandwich de jamón y queso, manzana de piel roja y brillante, bolsa de patatas de sabores que nunca había probado (pollo, cebolla...), chocolatina, agua mineral.

día 10: otro aburrido y seco sandwich de jamón y queso, otra manzana dura como una piedra (me dejaré los incisivos clavados en ella intentando morderla), otra bolsa de patatas de sabor rancio (¿a esto le llaman "chicken flavour"?), otra chocolatina (lo bueno para el final, así me quedará un buen sabor de boca), agua del grifo en la botella del primer día.

día 18: sandwich vegetal que he cambiado a mi desesperada compañera, dos ciruelas (gracias a dios conseguí cambiar mi manzana antes de que se dieran cuenta de que es imposible hincarle el diente), bolsa de patatas con sal (se acabaron los experimentos), chocolatina (por suerte aún no me he cansado del chocolate), patatas Pringles y Coca Cola (vivan los supermercados y las marcas internacionales).

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Tesco. McDonalds. Cadbury. Primark. Mars. Playboy. NME. Pringles.

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Coches de tres ruedas, vestigios de la Segunda Guerra Mundial, subastas en el campo, la feria de la manzana, señales de tráfico incomprensibles, tabaco para liar, mirar a derecha e izquierda antes de cruzar, thank you - please - sorry - excuse me (en cualquier momento y lugar son apropiados)...

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Simplemente me he puesto a describir las imágenes que me venían a la mente al recordar mi estancia en Inglaterra. Sé que muchas cosas no tendrán demasiado sentido, mis pensamientos son así de caóticos.

1 comentario:

El lunático Barry dijo...

Pues las tiendas esas de polvorientos vinilos es lo que más me atrae de Londres concretamente.