Has cambiado. Tú misma te has dado cuenta, no hace falta que los demás te lo hagan saber continuamente de una forma u otra.
Es algo demasiado obvio, no tienes que ir muy lejos para encontrar una prueba de ello: el número de veces que te pasas ahora por este blog. Antes acudías a él cuando estabas aburrida, cuando no sabías qué hacer, cuando te agobiaba estar atrapada en casa. Ahora prefieres actuar, hacer algo, lo que sea. Podrías pasar incluso por una de esas personas a las que llaman culo-inquieto.
Siempre fuiste una persona que andaba en la luna más de lo normal, escondida en tu propio mundo, pero cualquiera que quisiera encontrarte solo tenía que ir a buscarte allí, y tú enseguida bajabas. Ahora es como si llevaras la luna o ese mundo tuyo de un lado para otro. Sigues estando ausente como de costumbre, solo que ahora poca gente sabe dónde encontrarte porque apenas paras quieta. Parece que huyeras de algo o de alguien, cuando en realidad lo que haces es perseguir lo que quieres: haces las cosas que siempre quisiste hacer, vas a los sitios en los que deseas estar y visitas a las personas con las que te apetece charlar.
El resultado de todo esto es que la gente, incluida tú misma, cree que has cambiado tanto que ni te reconocen. Pero la verdad es que en el fondo sigues siendo la misma de siempre; no importa que no estés siempre aquí: también cuando estás allá o en la luna sigues siendo tú.
1 comentario:
Acción!
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